El más avanzado sistema prostético, un brazo robótico controlado
por la mente de una mujer cuadripléjica fue revelado por la revista
especializada The Lancet. Con él, pudo agarrar y mover objetos de distintas
formas y tamaños y comer chocolatinas.
Para Jan Scheuermann y un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Pittsburgh, el haber cumplido estas tareas aparentemente ordinarias demostró
por primera vez que una persona cuadripléjica puede maniobrar un brazo robótico
tipo humano con su mente para desarrollar muchas de los movimientos complejos y
naturales de la vida diaria.
En un estudio publicado online en The Lancet, los investigadores
describieron la tecnología de la interfaz cerebro-computador y los programas de
entrenamiento que permitieron que la señora Scheuermann, de 53 años, residente
de Whitehall Borough moviera intencionalmente un brazo, girara y torciera la
muñera por
primera vez en 9 años.
Menos de un año después de que les dijera a los investigadores “me
voy a comer una chocolatina por mi misma antes de que finalice esto”, pudo
saborearla.
“Un pequeño mordisco para una mujer, pero uno grande para la la
interfaz”.
“Es un salto espectacular hacia una mayor independencia y mejor
funcionamiento de personas que son incapaces de mover sus brazos”, dijo Andrew
Schwartz, profesor del Departamento de Neurobiología de esa universidad.
“Esta tecnología que interpreta las señales del cerebro para guiar
el brazo robótico, tiene un potencial enorme y vamos a continuar explorando.
Nuestro estudio muestra que es técnicamente posible restaurar esa capacidad;
los participantes nos han dicho que esa tecnología les da esperanza para el
futuro”.
En 1996 Scheuermann era una madre de dos niños exitosa en sus
negocios en California, cuando notó que sus piernas no le respondían. En dos
años, piernas y brazos se debilitaron progresivamente al punto de que requirió
silla de ruedas, así como recibir ayuda para vestirse, bañarse y demás
actividades. Tras retornar al hogar en Pittsburgh en 1998 para ayuda de su
familia, fue diagnosticada con degeneración cerebroespinal, en la cual las
conexiones entre el cerebro y los músculos se tornan lentas e inexplicablemente
se deterioran.
“Ahora no puedo mover ni brazos ni piernas, ni mis hombros”, dijo.
“Pero llegué a la conclusión de que preocuparse por algo es experimentarlo dos
veces.
Trato de vivir con las cosas buenas que tengo”.
El año pasado vio un video en el que un hombre con lesión de
médula, cuadripléjico, movía objetos en una pantalla de computador, también un
avance de esa universidad.
Llamaron al coordinador de la prueba y le dijeron que quería hacer
lo mismo.
En febrero de este año, tras comprobarse que era apta para el
estudio, la coinvestigadora Elizabeth Tyler-Kabana, le colocó redes de
electrodos de 2 pulgadas
cuadradas con 96 pequeños puntos de contacto en cada región del cerebro que
controlarían normalmente el brazo derecho y el movimiento de la mano.
Antes de la cirugía, determinaron con exactitud dónde colocar esas
redes. Algunos electrodos penetran en el cerebro 1/16 de pulgada.
Tras comprobar que las neuronas actuaban y meses de entrenamiento,
pudo mover la muñeca adelante y atrás, rotarla y asir objetos, sumando lo que
los científicos llaman control 7D.
Pudo tomar con el brazo robótico bloques y tubos de distinto
tamaño sobre una mesa, una bola y una piedra, así como unos conos más
distantes.
Los científicos dijeron que continuarán los estudios y quizás en
una próxima etapa usarán electrodos de doble vía no solo para capturar la
intención de moverse, sino para estimular el cerebro y generar también
sensaciones, permitiendo al usuario ajustar el agarrado para manipular desde
una chapa hasta un huevo con toda suavidad.
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