Javier es invidente, pero sus ganas de ayudar a los demás son visibles

Su camino se transformó, sus ojos callaron, su vista dejó de sentir: la oscuridad se apoderó de su vida, pero su corazón nunca olvidó latir, su alma jamás cedió en intentarlo.
Javier Díaz tiene ocho años de haberse adentrado en un mundo donde la luz ya no es visible, en un mundo en donde sólo con voluntad y fortaleza se puede seguir, en esa realidad a la que sólo hombres y mujeres valientes pueden hacer frente: demostrar que vale la pena vivir, gritar que no importa cual sea su condición.
Javier es invidente, pero su ganas de ayudar a los demás son visibles.
Hoy es presidente del Centro de Capacitación Integral para Personas con Capacidades Diferentes A.C. Forma parte del Consejo de Inserción Laboral para Personas con Discapacidad en la Región Laguna, impulsa el Proyecto de Computadoras Parlantes para Bibliotecas en todo Gómez Palacio.
Ha enseñado a niños ciegos a leer, preparando personas invidentes para que puedan trabajar, ha tenido el valor de hacer cosas que nadie más se atrevido. Ha decido que puede y quiere ser feliz.
Hoy vive para pensar, para creer, para intentar.
“Mi trabajo es que niños que nunca han visto vean en el mundo con sus manos, con sus oídos, con el olfato. Que conozcan la vida que los rodea”.
Este hombre de 42 años un día se durmió viendo el color de la noche y al otro despertó con un oscuridad total. Recuerda que fue difícil en un primer momento, su mente le presentó muchos caminos, malas opciones: pero algo en su interior le hacía creer que eso podía cambiar, y día a día se esforzó por sacar de alguna parte la voluntad para hacerlo.
Los recuerdos son un arma con la que a diario Javier sale a luchar, es ese simple detalle donde puede encontrar el motor para continuar.
Tiene tres hijos, pero sólo conoce de manera visual a dos, pues a la pequeña de tres años la oscuridad no le permitió verla.
Pero es en ella en quien encuentra un verdadero milagro, una real felicidad: “Se quedaron grabados mis hijos, uno de cuatro y otro de siete.
A la de tres no la conozco, pero al escuchar su risa, cuando siento sus manos, al sentir su voz, cuando me abraza, me toca.
No es lo mismo que poder conocer su cara, pero aún así me fortalece”.
Hoy todo le regresa la luz,: “las cosas se pueden hacer, ha cambiado mi vida en lo espiritual, ha cambiado mi vida en la forma y convicción que veo al ser humano y sobretodo que nunca había visto tantos problemas para la gente con discapacidad”.
A eso se dedica ahora, a trabajar para poder transformar un poco su entorno: para que su cuadra, su colonia, municipio, estado y país poco a poco decidan reflexionar y respetar.
Eso es lo que busca a través del Centro de Capacitación Integral para Personas con Capacidades Diferentes, ayudar a que más personas pueden encontrar una opción un camino.
Actualmente sólo han encontrado apoyo en el municipio por parte de la presidenta municipal Rocío Rebollo, así como de la esposa del gobernador del Estado.
Espera que poco a poco más instituciones y la misma iniciativa privada miren este centro.
Otro de los proyectos que más entusiasma a Javier, es el de Computadoras Parlantes para Bibliotecas en todo Gómez Palacio, en el cual busca insertar espacios para todas aquellas personas invidentes.
En donde haya una persona capacitada para enseñarles a usar los programas y de ese modo puedan ver y conocer un poco del mundo.
El actualmente labora en la biblioteca que esta al costado del Teatro M. Alvarado.
Ese hombre no se detiene, su espíritu ya no se lo permite.
Ha encontrado en un labrador negro, a su fiel compañero, blackie, es el amigo que siempre lo acompaña. “mi perro me ha sacado de muchas”.
Javier nunca se imaginó que un día quedaría ciego, nunca pensó que necesitaría de su fiel compañero blackie para recorrer el mundo, pero tampoco creyó que un día podría lograr tanto, que estaría en sus manos la oportunidad de hacer un poco mejor este mundo:”el que no quiera salir adelante se va a seguir encerrando en esa burbuja de depresión.
Mi trabajo es sacarlo de ahí, mostrarles un camino”.
Héctor García