Historia de dos adolescentes con síndrome de down que se destacan en el patinaje artístico y en el hockey.

(Tucumán)Leila, de 17 años, competirá en pocos días en el Certamen Nacional de Patinadores Especiales. "Las demás chicas nunca hicieron diferencia con ella y su integración fue muy rápida. Al principio le costó, por el hecho de que todavía no conocía a sus compañeras, pero luego se insertó completamente y con normalidad en el grupo", dijo su entrenadora.Por su parte, Milagros, de 14, juega en la séptima división de Tucumán Rugby y sueña con consagrarse campeona. "Sabemos que estos chicos tienen capacidad intelectual, a pesar de que hay ciertas cosas que no pueden lograr. Mi mensaje para los padres es que se pueden lograr muchas cosas. Que se abran, que sean los primeros en integrar a los chicos a la familia. La familia debe aceptar que son distintos, pero después de pasar las primeras etapas, que son duras, tienen que sacar las energías suficientes para salir adelante", dijo su mamá que integra la federación "Down is Up".Estas historias, como tantas otras, son un soplo de vida. Reflejan lo que es capaz de lograr el ser humano cuando se lo rodea de afecto, se le enseña, y se lo anima a enfrentar los obstáculos y a vencerlos. Si bien depende siempre de un deseo de superación individual, es importante el apoyo de la sociedad. Cuántas personas que están físicamente enteras sucumben en el escepticismo, en la depresión, y se dan por vencidas sin haber hecho todo el esfuerzo. Un sabio dicho suele decir que sólo valoramos lo que tenemos cuando lo perdemos.