Alto, moreno y con una voz que recuerda a Oscar Casco o
Jaime Kloner, el profesor Fabián González Sansó (46) escucha y corrige a sus alumnos.
Aunque evita usar bastón blanco, su postura y los anteojos oscuros delatan la
ceguera. Desde hace meses dicta un curso gratuito de radioteatro en la Biblioteca Alberdi
de la ciudad de Córdoba (9 de Julio y Monseñor de Andrea).
Se titula “Un Espacio para la Imaginación” y está
destinado a ciegos y no ciegos. El 80 por ciento son mujeres. Algunas deben
impostar la voz, para cubrir la totalidad de personajes masculinos. El proyecto
es pequeño, pero de grandes ambiciones. Sus adherentes son personas modestas
que, a falta de plata,
colaboran con horas y entusiasmo.
Alentados por un par de experiencias, piensan salir de gira
por geriátricos, orfanatos, refugios y otras instituciones de asistencia o
caridad.
Mucha imaginación. Para quien cae de visita, atraído por
esta quijotada barrial, la experiencia se torna casi surrealista. La escasez de
recursos justifica ampliamente el nombre del taller, la imaginación tiene que
suplir todo lo que falta. Aunque disponen de un par de casettes con efectos
sonoros (telón nocturno,
telón campestre, telón melancólico, etcétera), el audio
funciona cuando quiere.
Las carencias no parecen afectar a González Sansó y equipo.
Si la trama lo exige, hacen crujir envoltorios de galletitas: el celofán es un
buen simulador de lluvia. Un rallador alcanza para reproducir chirridos. Hilda
y Ernesto aprendieron a hacer un bollo con la lengua, y de sus bocas emergen
pasos siniestros subiendo las escaleras. Sólo se trata de cerrar los ojos y
abrir los oídos. “Mire que esto es un ensayo, nomás... Con público es otra
cosa, más profesional”,
aclara Ernesto (71), con pasmosa ingenuidad.
Las presentaciones “en vivo” se completan con guitarra y
canciones. Los “efectos especiales” son trasladados en una caja de manzanas,
pulcramente forrada.
En cada visita distribuyen los obsequios (libros, pinturas,
ropas, comestibles, accesorios) que han preparado.
Voz de mando. “Somos las otras ‘voces de Alberdi’”, bromea
una veterana vecina, en alusión a uno de los conjuntos folklóricos que le
dieron fama al barrio.
¿De dónde surgió la idea de hacer ficción radiofónica? Del
propio Sanso, cuya trayectoria es muy anterior a la pérdida de visión. Seis
años atrás quedó ciego, a raíz de un accidente, y su oído se agudizó lo
suficiente como para consagrarse por entero a la locución y producción radial.
Sin embargo, la sensibilidad auditiva tiene sus inconvenientes. Entre otros,
percibir la inefable y femenina costumbre de hablar en simultáneo.
Fabián tiene una paciencia envidiable.
Ellos son. No todos son de Alberdi o Alto Alberdi. Algunos
toman hasta dos colectivos para llegar. En el caso de los ciegos, el sacrificio
es mayor, porque tienen que movilizar a alguien de su familia. Ernesto Inda, es
de Nueva Córdoba; Olga Incardona (60), de Yapeyú; Esther Mansilla (65) y
Gabriel Avancini
(56), de Altamira; Nélida Amoeda (62), de Maldonado;
Virginia Bigliani (“más de 30”),
de Juniors. En cambio, Hilda Cineiro (79), Virginia Guzmán (60),
Aída Sanna (“más de 50”) y Olga Aldeco (56) sí pertenecen al
populoso enclave (ex) cervecero.
Cuando se sientan alrededor de la gran mesa radioteatral,
con el libreto en la mano (lectura común o Braille), las diferencias
sensoriales se disipan por completo.
Cuando se consolide, este será el primer elenco de videntes
e invidentes que saldrá de gira por geriátricos, hogares para niños y
adolescentes, refugios
y centros asistenciales. ¿Por qué ellos? “Porque
queremos
un público que atienda con el corazón”, admite González Sansó. Eso ya
lo sabe por experiencia.
80% de los participantes del taller son mujeres.
Algunas deben impostar la voz para cubrir la totalidad de
personajes masculinos.
Micrófonos se buscan
En la biblioteca necesitan micrófonos inalámbricos, una
placa de sonido digital, una computadora portátil y un juego de pizarras
Braille. Así, el Radioteatro Ambulante podrá presentarse en instituciones de
bien público. Ir a 9 de Julio y Monseñor De Andrea o llamar al (0351) 488-5666.
“Un espacio para la imaginación”. Entre todos, improvisan
novelas (La Voz /
Facundo Luque).
El texto original de este artículo fue publicado el domingo
18 de agosto de 2013 por Rosa Bertino.
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