Un grupo de 40 personas, integrado por niños y jóvenes con
capacidades diferentes, acompañados por familiares y profesionales, cumplirá la
primera etapa
del denominado 'Proyecto Andes'. arco
El director del Centro de Actividades Educativas Camino
(CAEC), Marcelo De Luca, explicó que "es la primera vez que un grupo de
chicos con trastornos generalizados del desarrollo (TGD) del espectro autista
cruzará la cordillera y por eso nos estamos entrenando para que se olviden del
diagnóstico y experimenten sus
capacidades".
En esta primera etapa los niños y jóvenes de entre 11 y 22
años realizarán la "posta solidaria", una carrera de la que
participarán además familiares,
terapeutas y profesionales y en la que se recorrerán 75 kilómetros desde
Luján hasta la sede del CAEC, en Vicente López.
De Luca, quien es profesor de educación física y trabaja
desde los 14 años con chicos con discapacidad, remarcó que lo importante es
"descubrir las capacidades de cada uno para poder potenciarlas".
"Me encanta que los pibes se descubran como pibes y
dejen de ser pacientes y haciendo este tipo de actividades descubren sus
capacidades físicas, se vinculan y socializan", consideró el especialista
y agregó que "cada avance de ellos es muy gratificante". El gran
objetivo de este año, que cuenta con el apoyo de la Universidad Nacional
de Cuyo, es el cruce de la cordillera, donde los chicos recorrerán los 285 kilómetros que
separan Uspallata (Mendoza) del Cristo Redentor, en Chile.
"Vamos a hacerlo en tramos de entre seis y ocho horas
de caminata diaria entre un refugio y el siguiente", explicó De Luca y
subrayó que "es la primera
vez que cruzamos la cordillera, pero no es la primera vez
que este grupo demuestra que los límites siempre pueden correrse un poco
más".
El especialista comentó que la actividad requiere de una
preparación "específica e intensa" y señaló que los chicos están
entrenando resistencia, marcha constante y trote sostenido "contemplando
la carga de sus mochilas de 45 kilos", que trasladarán en toda la
travesía.
El grupo pernoctará en distintos refugios y algunas noches
hará camping al aire libre, acompañado por un guía que orientará durante el
recorrido.
"Cada una de estas experiencias favorece la
autoconfianza y la autoestima de las personas con necesidades especiales y
colabora en la concreción de sus derechos de recreación y del disfrute del
tiempo libre", consideró De Luca.
El especialista, que trabaja con jóvenes con autismo,
síndrome de Asperger y síndrome de Rett, enfatizó que "hay que
desmitificar que el chico con discapacidad tiene un problema".
"Muchas veces para las familias la discapacidad es un
problema y a veces las escuelas o centros terapéuticos los expulsan porque se
`portan mal`, por eso
nosotros les sacamos ese rótulo social y les demostramos que
pueden ser felices y protagonistas de sus propias vidas", consideró.
De Luca graficó la experiencia a través del caso de Maxi, un
joven de 18 años con autismo, al señalar que "Maxi había perdido la
escolaridad, no encajaba en el régimen institucional; después de varias
explusiones nos conoció, le dimos espacio en el club y ahora viene todos los
días de 10 a
18".
"Hoy te puedo decir que Maxi avanzó muchísimo, viaja
solo en colectivo, puede manejar dinero y se siente fuerte consigo mismo",
explicó y agregó que "esto
ayuda a que se transformen en personas independientes y a
que su expectativa de vida no esté ligada a la de la persona que los
cuida".
El CAEC es una asociación civil formada por un
equipo interdisciplinario de profesionales cuyo objetivo es lograr la
integración e interacción de personas más allá de sus edades, estratos
socioeconómicos y condiciones físicas y mentales.
Fuente:
Telám
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