Verónica Bustos

Foto: Verónica Bustos (frente a una computadora)

Verónica Bustos tiene 19 años y sueña con aprender a andar en bicicleta y abrazar algún día a Pablo Rodríguez (19), amigo incondicional y su novio desde hace cuatro años. Él terminó de confirmar que la joven era una persona extraordinaria el día que la vio enhebrar una aguja... con los pies.

También con el pie derecho, ella le escribió una carta de amor y le dibujó el corazón más bello que vio hasta ahora estampado en una paloma de papel que, desde entonces, anida en su pecho. Se conocieron en el Ipem 300 de la localidad de Luque. Entonces tenían 14 años.

A los 3 años, Verónica perdió ambos brazos en un accidente desgraciado. Cuando jugaba en el campo de 50 hectáreas de su abuela Pierina, una chacarera de Santiago Temple, cayó en la base de un chimango. El cardan sin fin de la máquina utilizada para cargar cereal le amputó las extremidades superiores por encima de los codos.

“Mi abuela me salvó la vida aquella vez y desde entonces estuvo a mi lado incondicionalmente. A ella le debo en gran medida lo que logré, la amo profundamente porque siempre nos dio todo a mis hermanos y a mí”, cuenta Verónica, en un tono de voz que denota agradecimiento entrañable.

El amor y la entrega generosa de Pierina le ayudaron a su nieta a sortear los obstáculos que se le presentaban en la marcha por la vida. “Cuando era muy chiquita le compraba juguetes musicales que ella hacía sonar presionando las teclas y botones con los dedos de los pies. Creo que eso le ayudó a desarrollar habilidades”, dice Pierina, a quien la emoción por los recuerdos le quiebra la voz varias veces durante la conversación.

“Después empezó con los lápices. Al principio intentó manejarlos con la boca pero le costaba mucho. Con los pies le resultó más fácil y así comenzó a escribir y a dibujar”, cuenta la abuela.

Verónica cursó los estudios primarios en la escuela San Martín, de Posta Alegre, paraje ubicado a 12 kilómetros de la ruta 10, entre Santiago Temple y Villa del Rosario.

Después se fue a vivir a una pensión en Luque, para completar el secundario en el Ipem 300, donde conoció a Pablo. De ese colegio egresó con orientación en Construcción. Dibuja planos con una precisión que asombra. Desde entonces están juntos y conviven desde hace dos meses en esa localidad del departamento Río Segundo, ubicada a 101 kilómetros al sudeste de la Ciudad de Córdoba.

Lista para el sueño. Guillermo Allende, médico de Verónica, le dijo a fines del año pasado que ya estaba en condiciones físicas y psicológicas para recibir una prótesis mioeléctrica. La pieza ortopédica, de fabricación alemana, cuesta alrededor de 500 mil pesos, una cifra inalcanzable para la situación económica de la joven y su familia. Ella cobra una pensión nacional por invalidez de 700 pesos por mes y Pablo trabaja en una fábrica; su salario es de unos dos mil pesos.

“Los vecinos del pueblo me están dando una mano grande para organizar bingos y rifas para reunir fondos y me informaron que la Legislatura me iba a dar una ayuda importante”, cuenta Verónica.

“Lo primero que voy hacer cuando tenga brazos es darle un abrazo a Pablo y aprender a andar en bicicleta”, se ilusiona. Dice que la prótesis le daría la independencia que necesita para estudiar contabilidad o administración de empresas en la UNC.

El apoyo incondicional de sus afectos y el aporte solidario de gente sensible apuntalan sus sueños y la animan para ir detrás de ellos.

Cómo colaborar

Verónica abrió una caja de ahorro común en la sucursal 0403 del Banco de la Provincia de Córdoba. El número de cuenta es: 300202-7. En caso de un depósito mediante transferencia bancaria, el CBU de la cuenta es 0200-4031-110000-30020276. Teléfono de contacto: 03574 497140.