Personas con discapacidad realizan tareas de granja, cocina y mantenimiento, y comercializan sus productos. Otros empiezan a trabajar en comercios e instituciones gracias a la formación recibida
La Cooperativa Todos Juntos brinda a las personas con discapacidad de la ciudad de Río IV un espacio para formarse, trabajar de manera colectiva y también ingresar a otros ámbitos del mercado laboral. A diferencia de lo que comúnmente sucede, desde la asociación se promueve la responsabilidad y la libertad de elección de quienes asisten al centro.
Cada mañana 24 jóvenes y adultos con capacidades diferentes se reúnen a realizar tareas de granja, cocina y mantenimiento en una quinta en las afueras de Río Cuarto. Ellos mismos eligen el área en que quieren desempeñarse y con la guía de un profesional se forman y desarrollan las actividades propias de su grupo.
“La institución surgió a partir de una iniciativa de las familias de las personas con discapacidad que estaban bastante preocupadas por dónde sus hijos iban a insertarse al culminar la escuela. A partir de eso se crea la institución como cooperativa de trabajo en el año ´91”, cuenta la actual directora de la asociación Marisa Morales.
“Hay un grupo que hace mantenimiento y cuidado de animales. El otro subgrupo es el que hace la producción de dulces artesanales, escabeche, pimientos, pickles, etc. Y después otro grupo hace artesanías en función de reciclar: hacen agendas, cuadernos”, describe Morales. Y agrega que todo lo que se produce, incluidos los animales que se crían, se comercializa.
Además, desde la cooperativa cuentan que actualmente muchas de las personas que asisten se están dedicando a pintar el lugar ya que ganaron un concurso por el que recibieron 100 litros de pintura.
Herramientas para la inclusión
La directora de la cooperativa, que a su vez es profesora de educación especial, relata que todos los integrantes son mayores de 16 años y que muchas personas que asistieron anteriormente al lugar han logrado insertarse laboralmente. “En muchos casos es una institución de paso hacia el trabajo”, destaca al respecto. Y continúa: “Otros en cambio requieren de la supervisión siempre o por un tiempo más y siguen en la institución”.
Acerca de aquellos que ingresaron al mercado laboral, desde la cooperativa explican que la mayoría está trabajando en comercios. Un grupo menor se encuentra en la municipalidad dado que la legislación nacional exige a toda institución que al menos un 4% del personal sean personas con capacidades diferentes.
“Uno trata desde este espacio de dar herramientas para que ellos puedan insertarse no sólo en la faz laboral sino también desde el punto de vista social”, precisa Morales. Y destaca que no sólo se necesita formarlos en tareas específicas sino también en hábitos de convivencia y responsabilidad.
Además, señala: “En ellos pasa mucho que debido a la educación que se les da, fundamentalmente desde las familias, son muy sobreprotegidos en la mayoría de los casos, entonces les cuesta asumir que deben ser responsables, cumplir con horarios y actividades. Pero cuando lo adquieren creo que en muchos casos son mejores que muchos trabajadores convencionales”.
Diferentes alternativas
Desde la Cooperativa Todos Juntos destacan que la intención es brindarles diferentes alternativas a las personas que asisten, por un lado en relación a la discapacidad que poseen y por otro en cuanto a sus intereses.
En primer lugar, las actividades de la institución se dividen en dos turnos. Durante la mañana el objetivo es la formación laboral, donde asisten 24 personas que “en la mayoría de los casos tienen una discapacidad mental moderada que requiere de una supervisión para trabajar o formarse, pero muchos lo van adquiriendo con el tiempo y logran independizarse”, dice la profesora.
“En cambio, a la tarde tenemos personas con discapacidad severa, la mayoría no tienen lenguaje, tienen muchos problemas de movilidad, de relación, tienen conductas agresivas. Personas que requieren de una atención permanente”, precisa. Y agrega que en esa instancia, a la que acuden diariamente 22 personas, se realiza un trabajo terapéutico y de contención mediante diversos talleres de aprendizaje y recreación.
De cualquier manera, la directora afirma que en ambos casos se intenta promover la autonomía y la libertad para contrarrestar la actitud que generalmente la sociedad tiene ante las personas con discapacidad. Según Marisa, esta posibilidad que se les abre desde la institución también genera consecuencias en otros ámbitos de la vida ya que implica el dejar de ser niños y que “puedan transitar el inicio de su vida adulta”.
“Sigue habiendo una mirada de lástima y no de respeto”
Acerca de la situación de las personas con discapacidad en la ciudad, la directora de la cooperativa de trabajo expresa que en la sociedad y el Estado “ha habido algunos cambios en cuanto a respetar esa diversidad de personas pero la mirada sigue siendo una mirada de lástima y no de respeto hacia la actividad que esa persona pueda desarrollar y a valorar sus capacidades”.
Al respecto, sostiene: “Lo que se hace desde los ámbitos estatales es una cuestión de obligatoriedad, de cumplir con la ley, pero no hay una verdadera inserción laboral”. En este sentido, destaca que debería propiciarse una formación de las personas con capacidades diferentes para que donde se inserten “hagan un trabajo idóneo y también sean respetados por los otros”.
Fuente: Diario Puntal - Rio Cuarto (Córdoba/Argentina)
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