Discapacidad y trabajo: ellos quieren trabajar

El trabajo, en sus diversas formas, es un bien preciado para el ser humano. Ello no difiere respecto de las personas con discapacidad. Además de las cuestiones materiales que trabajar importa y de los beneficios desde el punto de vista de la inclusión, la autoestima y la autonomía que implica para ellas, también es provechoso para la sociedad. El desconocimiento de las propias familias y de los empleadores de que existen espacios de formación laboral y la poca actividad estatal para promover el empleo de este colectivo son trabas que lentamente comienzan a superarse. En cualquier sociedad, el empleo representa para el individuo un pilar fundamental. Este lo ayuda a lograr su desarrollo personal y también a integrarse a la comunidad a la que pertenece. En el caso de las personas con discapacidad, estos principios son fundamentales para sentirse parte del conjunto. El trabajo les resulta sumamente importante, ya que les permite realizarse personalmente, sentirse útiles, tener reconocimiento por la tarea que desarrollan, lograr una independencia económica y establecer nuevos vínculos sociales. Sin embargo, hay ciertos factores que impiden que estas personas se integren de manera adecuada a la vida laboral. Entre ellos, los principales aspectos negativos son: • El desconocimiento por parte de la sociedad sobre los programas de capacitación laboral que se les ofrecen a personas con discapacidad para que lleven a cabo sus tareas en forma idónea. • La desinformación de familiares con personas con discapacidad sobre centros y programas de formación laboral. • La falta de políticas sociales que fomenten la inserción laboral de personas con discapacidad en la sociedad. “Hay diferentes centros que ofrecen programas de formación profesional para personas con algún tipo de discapacidad. En estos espacios se le brinda capacitación, preparación profesional y la formación de habilidades y competencias pre-laborales. Aspectos como crear responsabilidad, sostener vínculos sociales con compañeros, aceptar órdenes de autoridades, poder solicitar ayuda, cumplir con horarios y con la ropa adecuada de trabajo, entre otras acciones, son importantes para que el joven con discapacidad no solo logre ese puesto de trabajo sino que también pueda sostenerlo”, asegura Roxana Dekleva, terapista especializada en el área laboral de Fundación Río Pinturas (www.riopintu ras.org.ar). Estos programas se basan en fomentar las capacidades y potencialidades del sujeto, permitiendo una mayor preparación en las habilidades y destrezas, incluso en su interacción con el medio. “Para que una persona con discapacidad pueda integrarse adecuadamente en un ámbito laboral, se debe realizar un exhaustivo estudio del puesto laboral (requisitos, competencias cognitivas, habilidades sociales, conducta, necesidad de supervisión, resolución de situaciones problemáticas y más). Pero, por otra parte, también hay que evaluar las competencias básicas de la persona con discapacidad, para desarrollar y entrenar al futuro trabajador en ese puesto laboral”, aclara Dekleva. Luego, una segunda base es la familia. “Esta resulta fundamental para favorecer el desarrollo de las posibilidades y potencialidades de las personas con discapacidad. Son los familiares quienes posibilitan la independencia y la responsabilidad del joven. Por eso es importante que se informen y se acerquen a los diferentes programas, para que puedan conocer las propuestas disponibles de formación laboral y de inserción”, opina la especialista. Nota completa: www.elcisne.org

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